LOS EDIFICIOS NOS ESTAN CERCANDO
Antonio A. Martino
El tema que abordare en este articulo es tan conocido por
muchos de los lectores que me permite no abundar en referencias
especificas. Las ciudades, los pueblos,
los barrios en los que vivimos son mucho más que el espacio donde se desarrolla
nuestra vida cotidiana, tienen una identidad que nosotros en cuanto habitantes
y sujetos activos contribuimos a crear desde nuestra acción y nuestra mirada.
Esta contribución es recíproca, nuestra identidad también se configura desde el
barrio como espacio de relación, nos dota de una historia común con quienes nos
son contemporáneos, y con quienes nos antecedieron. La memoria, la historia
oral de quienes viven en estos lugares es un instrumento indispensable para entender
estos procesos, y que no sólo se refiere al pasado, también nos puede hablar
del futuro.
Devoto tiene un lema que es ciudad jardín Es considerado "El jardín de la Ciudad" ya que cuenta con más
árboles que cualquier otro barrio porteño. Sus casas son bajas y confortables y
sus jardines son amplios y cubiertos de flores y arbustos de bellos colores
convirtiéndolo en un paraíso celosamente defendido por sus habitantes que no lo
cambian por ningún otro, convirtiéndolo en una zona tradicional de familias.
Sus calles son también amplias, arboladas y silenciosas e invitan al descanso y
a la meditación. Es la contrapartida del resto de Buenos Aires, tan nervioso y
convulsionado por el progreso que a veces en esa dura competencia provoca la
amargura y el sinsabor de sus ciudadanos”
Quien vive en Devoto y quien quiere
venir a vivir a este barrio es simplemente por sus casas bajas, generalmente
bonitas, sus anchas veredas llenas de arboles y sus vastos jardines. Basta mirar el mapa que google ofrece de la
ciudad con el suficiente engrandecimiento como para verificar estos datos que
vemos desde la perspectiva de la vereda pero que el satélite ve desde una
perspectiva del alto.
Quien no reconoce una ciudad toscana
por los estilos arquitectónicos y por el
hecho de que todas sus persianas son verdes.
Pero esto no es una simple coincidencia: hay un ente que se llama
“Protezione alle belle arti” que se
ocupa de todos los frentes de las ciudades y para realizar cualquier operación,
como pintar, hay que interpelarlos y obtener su beneplácito.
Vivir
en una ciudad tiene un significado si el habitante se va identificando con la
misma, con el barrio y se produce un ir y venir de reciprocas influencias. El lugar, lugar
antropológico para Marc Augé “no es sino la idea, parcialmente materializada,
que se hacen aquellos que lo habitan de su relación con el territorio,
con sus semejantes y
con los otros”.
Antes que Violeta Parra,
Heráclito había descubierto que todo cambia, pero vale la pena leerlo
porque explica que el cambio. Pero esta realidad
plural y cambiante que se nos presenta ante la experiencia sensible no lo es
todo, tras ella existe una unidad que la subyace, pero que no la excluye,
sino que la exige y la posibilita. Esta unidad es el primer principio y
Heráclito lo identifica con el fuego.
Queremos decir que no
esperamos que todo quede idéntico, hay
cambios, pero pretendemos – como Heraclito – que se conserve la unidad.
Sin tantas citas
percibimos la fuerza que tiene la especulación edilicia que ve en un terreno para una casa un espacio
para varios departamentos. Es mas, en
base a disposiciones municipales de las cuales no vamos a discutir aquí la
justicia ni la oportunidad algunos edificios ya se han ido colando en la trama
tranquila de Devoto y otros, en su inquitante actualidad la amenazan. En dos cuadras de Cantilo tenemos ya dos
espacios y una espada de Damocles en la calle Gualeguachu yendo a la estación.
Si estos edificios
cambian la estructura arqutectonica del lugar y amenazan seriamente el equilibrio
fito, zoológico (o si Uds. quieren el medio ambiente) especial que caracteriza
nuestra zona y nos permite tener picaflores y mariposas negras y amarillas
(limoneros, de nuestra infancia) vale la pena oponerse y luchar para que esos
edificios no nos rompan el equilibrio ambiental tan duramente logrado.
Sabemos no ser siquiera
originales en esto pues Teresa Anchorena presento tiempo ha un proyecto de Ley
que perdió estado parlamentario pero que ha sido repristinada por otro
legislador porteño. Que hay inciativas
que pueden ser seguidas en blog como http://devotopat.blogspot.com.ar/, y muchos otros. No venimos a
restar sino a sumar y advertir que vamos a colaborar en el seguimiento y
sanción de la Ley comunal pero que el tiempo se nos acaba y la cerca de los
edificios se nos viene encima.
Sin abandonar lo mas
duradero hay que hacer frente a lo inmediato.
Debemos parar la realización de estos edificios que tal vez fueron
autorizados sin reflexionar (o sin saber) los daños que van a causar a nuestra
identidad y a nuestro medio ambiente.
Quedemos
todos advertidos con la poesía de Vladimir Maiakovski Y NO DIJIMOS NADA “…Y cogen una flor de
nuestro jardín,
y no decimos nada. La segunda noche, ya no se esconden, pisan las flores, matan
nuestro perro y no decimos nada. Hasta que un día, el más frágil de ellos,
entra solo en nuestra casa, nos roba la luna, y conociendo nuestro miedo, nos
arranca la voz de la garganta. Y porque no dijimos nada, ya no podemos decir nada.”
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