Profesor emérito de la Universidad del Salvador. Ex Profesor de Ciencias Políticas, de la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad de Pisa. Miembro de la Academia Nacional de Derecho y Ciencias Sociales de Córdoba. Miembro asociado del Center for Artificial Intelligence and Cognate learning of the University of Greenwich, Miembro de la “European Association of Legislation”, Miembro Honorario del Circolo di Giuristi telematici,. Miembro del EspNet Network Europeo de Ciencia política, .

miércoles, 13 de junio de 2012


LOS EDIFICIOS NOS ESTAN CERCANDO

Antonio A. Martino

            El tema que abordare en este articulo es tan conocido por muchos de los lectores que me permite no abundar en referencias especificas.  Las ciudades, los pueblos, los barrios en los que vivimos son mucho más que el espacio donde se desarrolla nuestra vida cotidiana, tienen una identidad que nosotros en cuanto habitantes y sujetos activos contribuimos a crear desde nuestra acción y nuestra mirada. Esta contribución es recíproca, nuestra identidad también se configura desde el barrio como espacio de relación, nos dota de una historia común con quienes nos son contemporáneos, y con quienes nos antecedieron. La memoria, la historia oral de quienes viven en estos lugares es un instrumento indispensable para entender estos procesos, y que no sólo se refiere al pasado, también nos puede hablar del futuro.

            Devoto tiene un lema que es ciudad jardín Es considerado "El jardín de la Ciudad" ya que cuenta con más árboles que cualquier otro barrio porteño. Sus casas son bajas y confortables y sus jardines son amplios y cubiertos de flores y arbustos de bellos colores convirtiéndolo en un paraíso celosamente defendido por sus habitantes que no lo cambian por ningún otro, convirtiéndolo en una zona tradicional de familias.
Sus calles son también amplias, arboladas y silenciosas e invitan al descanso y a la meditación. Es la contrapartida del resto de Buenos Aires, tan nervioso y convulsionado por el progreso que a veces en esa dura competencia provoca la amargura y el sinsabor de sus ciudadanos”[1]

            Quien vive en Devoto y quien quiere venir a vivir a este barrio es simplemente por sus casas bajas, generalmente bonitas, sus anchas veredas llenas de arboles y sus vastos jardines.  Basta mirar el mapa que google ofrece de la ciudad con el suficiente engrandecimiento como para verificar estos datos que vemos desde la perspectiva de la vereda pero que el satélite ve desde una perspectiva del alto.

            Quien no reconoce una ciudad toscana por los estilos arquitectónicos  y por el hecho de que todas sus persianas son verdes.  Pero esto no es una simple coincidencia: hay un ente que se llama “Protezione alle belle arti”  que se ocupa de todos los frentes de las ciudades y para realizar cualquier operación, como pintar, hay que interpelarlos y obtener su beneplácito.

            Vivir en una ciudad tiene un significado si el habitante se va identificando con la misma, con el barrio y se produce un ir y venir de reciprocas influencias. El lugar, lugar antropológico para Marc Augé “no es sino la idea, parcialmente materializada, que se hacen aquellos que lo habitan de su relación con el territorio,

con sus semejantes y con los otros”.

            Antes que Violeta Parra,  Heráclito había descubierto que todo cambia, pero vale la pena leerlo porque explica que el cambio. Pero esta realidad plural y cambiante que se nos presenta ante la experiencia sensible no lo es todo, tras ella existe una unidad que la subyace, pero que no la excluye, sino que la exige y la posibilita. Esta unidad es el primer principio y Heráclito lo identifica con el fuego.  Queremos decir que no esperamos que todo quede idéntico,  hay cambios, pero pretendemos – como Heraclito – que se conserve la unidad.

            Sin tantas citas percibimos la fuerza que tiene la especulación edilicia  que ve en un terreno para una casa un espacio para varios departamentos.  Es mas, en base a disposiciones municipales de las cuales no vamos a discutir aquí la justicia ni la oportunidad algunos edificios ya se han ido colando en la trama tranquila de Devoto y otros, en su inquitante actualidad la amenazan.  En dos cuadras de Cantilo tenemos ya dos espacios y una espada de Damocles en la calle Gualeguachu yendo a la estación.

            Si estos edificios cambian la estructura arqutectonica del lugar y amenazan seriamente el equilibrio fito, zoológico (o si Uds. quieren el medio ambiente) especial que caracteriza nuestra zona y nos permite tener picaflores y mariposas negras y amarillas (limoneros, de nuestra infancia) vale la pena oponerse y luchar para que esos edificios no nos rompan el equilibrio ambiental tan duramente logrado.

            Sabemos no ser siquiera originales en esto pues Teresa Anchorena presento tiempo ha un proyecto de Ley que perdió estado parlamentario pero que ha sido repristinada por otro legislador porteño.  Que hay inciativas que pueden ser seguidas en blog como http://devotopat.blogspot.com.ar/, y muchos otros.  No venimos a restar sino a sumar y advertir que vamos a colaborar en el seguimiento y sanción de la Ley comunal pero que el tiempo se nos acaba y la cerca de los edificios se nos viene encima.

            Sin abandonar lo mas duradero hay que hacer frente a lo inmediato.  Debemos parar la realización de estos edificios que tal vez fueron autorizados sin reflexionar (o sin saber) los daños que van a causar a nuestra identidad y a nuestro medio ambiente.

            Quedemos todos advertidos con la poesía de  Vladimir Maiakovski Y NO DIJIMOS NADA “…Y cogen una flor de nuestro jardín,
y no decimos nada. La segunda noche, ya no se esconden, pisan las flores, matan nuestro perro y no decimos nada. Hasta que un día, el más frágil de ellos, entra solo en nuestra casa, nos roba la luna, y conociendo nuestro miedo, nos arranca la voz de la garganta. Y porque no dijimos nada, ya no podemos decir nada.”







[1] http://www.barriada.com.ar/villadevoto.htmhttp://prezi.com/explore/search/?search=antonio+a+martino

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